martes, 11 de mayo de 2010

Penal Informe Forense 3 - D Juan Duarte Manzanal - Mis conclusiones

INFORME PERICIAL DE CIRUGÍA CASDIOVASCULAR SOBRE EL CASO 4731-C/94

Analizada la documentación correspondiente al expediente 4731/-C/94 presentado por el médico forense, especialista en Cirugí aCardiovascular, Dr. Juan Duarte Manzanal, ante el Juzgado de Instrucción Nº 21, Madrid, 24 de octubre de 1995.

CONCLUSIONES DE BERTA-ISABEL, LA VIUDA:

1. Mi esposo fue operado e implantado las 2 válvulas gracias a que MUFACE corría con todos los gastos del coste de las mismas, y, creo que también, con el pago diario de la habitación.

2. Cuando al Dr. Arcas, al parecer..., se le fue de las manos el paciente – es decir mi, ahora, difunto esposo - durante o después de  su operación, él ya se había lavado las manos de todo lo que pudiera pasarle a su paciente después de la cirugía, dejándolo a cargo de los doctores de la UCI y UVI, como si ellos solos fueran ya los únicos responsables de su evolución durante el post-operatorio. Deduzco esto porque, él en NINGÚN MOMENTO, se hizo responsable ante mí de comunicarme que la operación NO HABÍA TENIDO EL ÉXITO ESPERADO.

3. Los médicos de la UCI y UVI también podían haberme comunicado sobre su estado de gravedad, después de la operación, pero tampoco lo hicieron, hasta que yo se lo pedí suplicándoselo al Dr./ enfermero que había subido de la UCI sobre las 00:00 horas del día 2 de julio de 1994. Fallaron en su ética profesional respecto al paciente, para salvagüardar el corporativismo médico -que les protege de su responsabilidad Penal y , en la mayoría de los casos,  como lo es el de Vicente Morillo Monje, también Civil-  ante la Ley. Creo que esta responsabilidad legal debería de ser “de por vida” y no extinguirse, al igual que tampoco se extinguen los hechos de que existen fallecimientos por sus negligencias o fracasos médicos.


4. El Dr. Manla, como ya mencioné, hizo caso omiso de mis observaciones -cuyos síntomas me sabía yo ya de memoria después de ser la enfermera particular de Vicente durante 16 años, y según mi corto entender "pecó de imprudencia temeraria".

Si no tenía experiencia, con más motivo, para que le hubiera hecho las pruebas pertinentes -¡cuando yo no sé algo investigo, hasta que encuentro el origen de algo o para cerciorarme de si estoy en lo cierto de mis sospechas o no, o también para descartar posibles errores! ¡En la práctica consciente de la medicina no se puede conformar con un ..." ¡Vuelva Vd. mañana! " -  para corroborar si lo que yo decía era cierto o falso. Así, Vicente se hubiera ahorrado el haber ingresado en un estado casi moribundo, con edema agudo de pulmón y  gran sangrado por la boca. El Dr. Manla, también fue responsable de no asisitir a mi esposo, en ningún momento del día 1 de julio, (esto no se menciona en este Informe Forense 3),  después de que habló conmigo a la salida de la sala de Rayos-x. Pero entiendo perfectamente su capacidad para huir de sus responsabiliddes en el caso. Además, solo era "su palabra contra la mía". ¡Él único testigo que yo tengo ya estaba muerto! Teniendo en cuenta que, el Informe Médico de Urgencias del día14 de junio de 1994, había sido extraido de los piés de la cama de mi esposo -donde permanecía allí hasta entonces, colgado. Pero conseguí me fue entregada una copia del mismo, ante mi amenaza de llevar a la Guardía Civil al Hospital Clínico,  para que fuera registrado de arriba abajo, hasta que este Informe  apareciera, junto con el resto de sus pruebas médicas aportadas por mí, ante el requerimiento del Dr, que le iba a realizar su Cateterísmo.  El mismo día 6 de julio de 1994 (4 días después del entierro de Vicente), permanecí en el Hall de la Clínica Moncloa  -sin comer ni beber- ¡estaba tan furiosa que no me entraba ni la tila!-  tratando de que me dieran las pruebas médicas de Vicente. Estuve allí, desde las 18:00 hasta las 23:horas, con 2 testigos -mis vecinas del 4ºD, las hermanas, Dña. Isabel y Dña. Herminia Cortés),  en que me puse ya a gritar tan fuerte, y con un terrible ataque de  histeria  -como si estuviera loca o ¡porque lo estaba!-  hasta que el Guarda de Seguridad bajó corriendo a la Caja Fuerte de la Clínica y subió - presa del pánico- con todo lo que yo le había pedido metido en una bolsa.  El Cateterísmo de UCI , incluido-  excepto por los Análisis  -que también les exigía, pero que, por lo visto, no me pertenecían- ya que posteriormente fueron entregados por la Clínica en el Juzgado de Instrucción Nº 21.

Luego comprobé que le había sido corregida la escritura de ese primer Informe de Urgencias –antes en negro- después en azul, donde se había reescrito, por encima, la palabra “sin”, encima de “con” “patología urgente”. Véase esto en un círculo en este PDF de Diligencias Previas.


5. Ninguna de las pruebas que le hubiera sido necesario hacer, para descartar, corregir su gravedad su gravedad – re-intervención quirúrgica incluida- creo que no le fueron hechas,  porque mi difunto esposo durante su post-operatorio – porque creo que, al haberle salido mal la operación al Dr. Arcas- ya no resultaba un paciente “económicamente rentable” para la compañía Aseguradora de ASISA. Tal vez, por este mismo motivo, fue también trasladado a Planta, porque según tengo entendido, la estancia en las habitaciones era pagada (25.000 pesetas diarías), me parece que costaba la de Vicente cada día), como ya he dicho antes, por MUFACE, y no por la Aseguradora ASISA. ¿Por qué sospecho esto? Porque el día 1 de julio, ante la falta oxígeno que Vicente experimentaba, pidió reiteradas veces una mascarilla (ya que se quejaba de que con las “gafas” el oxígeno no le llegaba”), que solo le fue puesta ante los gritos que, el Dr. de Urgencias le dio a la enfermera de turno, para que le subiera una de la UCI. Ya que estaba enfermera alegaba tercamente que ya había consumido TODAS las que le pertenecían y que no le podía poner otra, porque ya había agotado el “cupo”.


6. Creo que,  ese también hubiera sido el claro motivo de que, NUNCA le hubieran listado entre posibles candidatos a trasplante - en caso de que este hubiera sido factible, que, al parecer no lo era- porque este hubiera sido un gasto demasiado costoso para una Clínica que, aunque era la más moderna en medios técnicos -pero, también, la más novata en personal, donde, a pesar de  doctores expertos  trabajanban con nuevos equipos de ayudantes.

Creo que el Director de la Clínica tenía muy claro que no iba a “malgastar” en un paciente como mi difunto esposo – por lo que me confirmó el día en que me entrevisté con él, después del entierro de Vicente. Me afirmó que, tanto él  como todo el cuadro médico, me habían hecho un favor, que les debía agradecer, “porque si Vicente hubiera sobrevivido ¿para qué me hubiera servido un hombre que iba a pasarse el resto de su vida convaleciente en cama para el resto de su vida?” Ante este crudo, pero realista comentario, de aquel Director de la Clínica Moncloa, no tuve más remedio que contestarle: “¿Porqué han decidido Vds. por mí lo que yo esperaba de la vida de Vicente, y de sí yo hubiera sido feliz con él estuviera él como estuviera. Aunque a Vd. le parezca que tengo ahora una postura egoísta por mi parte al respecto, debo decirle que … ¡Yo lo quiero vivo, y de cualquier manera! ¡Ya estoy acostumbrada a cuidarle! ¡O es que no se da cuenta de que para mí eso no representa ningún problema”.


7. Después de 6 meses, me enviaron al psiquiatra, porque según los informes de Urgencias de mi tercer shock emocional, aún hablaba de Vicente en Tiempo Presente.


8. Nada de lo que expreso aquí es fruto de un afán de venganza contra nadie. Ni contra personal médico, sanitario de ningún tipo, ni del cuerpo legal. No odio a ninguna de las personas, que directamente o indirectamente fueran responsables en el fallecimiento de Vicente, o de las negligencias legales que este caso por lo Civil, luego se cometieran. Aunque no entiendo el porqué NO PUEDO ODIARLAS, ya que creo que eso, a veces, me hubiera aliviado y ahorrado el sufrimiento emocional de todos estos años atrás. Porque ahora ya no puedo sentir NINGÚN dolor al escribir ni transcribir nada de esto. ¡De lo cual me alegro mucho, tanto por mí como por mis seres queridos! Tal vez, al igual que yo, solo fuimos víctimas de malas circunstancias que convergieron a la par o unas tras otras, y que, hasta este momento aún no han cesado – al menos para mí.


Para más INRI:

Como me dijo, un eminente Cirujano de Cardiología, que trabajaba, en septiembre de 1994 en la Paz, "Le dejaron el corazón hecho unos zorros en la operación. ¡Entre todos lo mataron y él "soliño morreu"!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo algo de sabiduría maravillosa.

Anónimo dijo...

Suena bien, me gusta leer tu blog, acaba de agregar a mis favoritos;)

Anónimo dijo...

Great article, thank you! I really love it!