lunes, 4 de junio de 2007

Introducción

Han pasado 13 años.
Parece mucho tiempo.
Pero el tiempo no existe.
Es una medida inventada por los seres humanos para que contemos con que no somos eternos.

Antes de que leas lo que voy a escribir en este blog quiero que sepas que me ha costado mucho decidirme a publicar una sola palabra sobre la muerte de mi difunto esposo, Vicente.

Si lo hago ahora, no es por ti, sino por mí.
Creo que me hará bien.

Te aseguro que no soy rencorosa.
No nací con esta característica que tal vez me hubiera sido útil en algunos momentos de mi vida.

Nada de lo escriba será falso.
Pero estará filtrado por el cristal de cómo yo he visto, vivdo y sentido.
No puedo ser objetiva.
Pero no seré mentirosa tampoco.

Escribiré, tal y como siento.
Con el corazón.
No puedo hacerlo de otra forma.

Espero que sigas leyendo hasta el final, si te gusta lo que escribo.
Y siempre tendrás la opción de navegar lejos y olvidar lo que has leído si no es de tu agrado.
Nadie puede escribir a gusto de todos.
Pero yo no voy a escribir para el gusto de nadie.

También corro el riesgo de que nadie me lea.
No lo sentiría por mí, sino porque se estaría, de nuevo, ignorando la existencia de alguien que fue importante en mi vida, en la de mis hijos, y en la de casi todas las personas que lo conocieron.

Si has leído hasta aquí tal vez quieras seguir más allá.
Si es así te espero aquí, cuando tu quieras, para que sigas haciéndolo.
Espero no defraudarte.

Un saludo.

Berta

3 comentarios:

Glo dijo...

¡que drama Berta¡ ¡que terrible¡ ¡cuanta negiglencia¡¡ha sido un choque¡
gloria

Kinarica dijo...

Querida amiga Berta:
Cuando leí este blog hace unos días, me quedé tan estupefacta que no pude dormir pensando, "Pobre Berta, pobre Vicente..." ¡Cuánto sufrimiento, cuánto dolor...! ¿¡Es que no podemos hacer nada ante una injusticia tan grande, negligencias médicas y la inhumanidad (lo de negarse a enviar una ambulancia)!? ¿No tenemos más remedios que irnos a la cama sollozando como un niño? Ahora que me he enterado lo que os pasó, sufro por ti poniéndome en tu lugar, y al mismo tiempo no puedo dejar de admirarte. Eres una mujer valiente, fuerte con el espíritu positivo. Así que lloraste ante la tumba de Vicente desconsoladamente durante muchos años..., pero no te hundiste nunca y sigues aquí tan risueña como cuando éramos muy amigas en el Colegio Mayor. Te quiero y te admiro de todo corazón. Besos.

Berta-Isabel Cuadrado Alvarez dijo...

Gracias por tu comentario "Kinarica":

Perdona que no haya contestado a tu e-mail. Estoy pasándo un mal momento. Cuando me recupere, y vuelva a estar alegre te escribiré.

Te quiero.

B