Estos días he tenido otra etapa depresiva, de las múltiples sufridas en estos últimos 14 años, debido al hecho de que mi abogado me comunicó que el abogado -D. Joaquín López Virosta- del Dr. Mouaffak/Mohaffak Manla Barudi/Barudii -que envió a Vicente para casa desde urgencias, para volver a ingresar a las pocas horas con edema agudo de pulmón, y que no subió a verle a la planta el día 1 de julio cuando Vicente estaba ya casi agonizando, a pesar de encontrarse él de guardia- había solicitado como pago de sus costas por el juicio de Menor Cuantía siendo la cuantía del asunto indeterminada -al que he sido condenada- 20.991,65€ en la Audiencia provincial – Rollo 1.074/1.999- y 41.983,30€ en Primera Instancia juzgado Nº 46– Menor Cuantía nº 167/98- . El juez ha reducido las primeras a 4.995€, pero aún considerándolas abusivas, no me ha quedado más remedio que pagarlas – dejándolas el letrado, al final, en 4.511,25€ por pronto pago. Veamos qué hace el juez de 1ª Instancia al respecto. Creo que solicitar 62.000€ por unas costas -por las que el abogado de ASISA D. Davis Arnold Cooper (10/05/2007) 3.331,32€ ( página 4) solicitó 3.381,30€ en Primera Instancia (24/05/2007) y 3.381,30€ (página 3) en la Audiencia Provincial de Madrid- raya en lo delictivo, y debería considerarse un delito de usura en un país donde mínimamente funcionase el aparato de justicia.
Escritos sobre el caso de mi esposo, Vicente Morillo Monje, que falleció a los 44 años en la Clínica Moncloa de Madrid por, probablemente, varias negligencias médicas. Operado por el Doctor Ramón Arcas Meca. Sobre la acción legal ejercida por mi ex-abogada, María Esther Castellanos García.
sábado, 2 de agosto de 2008
Reinicio
Aunque he intentado varias veces seguir escribiendo sobre la muerte de Vicente no he podido.
Tal vez ahora pueda terminar de narrar estos hechos.
Fui a ver su nicho a mi pueblo, al que no iba desde hacía 5 años, y al menos ya no lloré desconsoladamente durante días, como solía hacerlo. Me limité a contemplar y leer su placa, y por primera vez, después de 14 años, sentí paz y sosiego, en vez de dolor.
Por eso creo que es el momento de continuar escribiendo.
Siento que mis lectores lleven esperando tanto tiempo para seguir esta lectura.
Gracias por vuestra fidelidad y comprensión.
Tal vez ahora pueda terminar de narrar estos hechos.
Fui a ver su nicho a mi pueblo, al que no iba desde hacía 5 años, y al menos ya no lloré desconsoladamente durante días, como solía hacerlo. Me limité a contemplar y leer su placa, y por primera vez, después de 14 años, sentí paz y sosiego, en vez de dolor.
Por eso creo que es el momento de continuar escribiendo.
Siento que mis lectores lleven esperando tanto tiempo para seguir esta lectura.
Gracias por vuestra fidelidad y comprensión.
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